Kate había madurado en los dos últimos años, pero Sebastián pensaba que seguía siendo la misma niña mimada de siempre. ¿Por qué no podía aceptar su hermanastro que había crecido y cambiado? Desde luego lo que sentía ahora por él era diferente: su encaprichamiento de adolescente se había convertido en el deseo de una mujer adulta.

Kate sabía que ya podía volverse a encontrar con Sebastián y trabajar con él en igualdad de condiciones. ¿Pero cómo se las arreglaría para convencerlo de que ella era la mujer que podía darle el amor que necesitaba?