Como hermana trilliza, Alice MacAllister nunca se había sentido segura de su propia identidad, y huía de las reuniones familiares como de la peste... Hasta que no le quedó más remedio que asistir a la celebración de una boda que se prolongaría durante dos semanas y que incluía a invitados de la realeza.

Allí fue donde Alice conoció al guapísimo e irreverente Brent Bardow. Ese hombre de intensos ojos azules la divirtió, la sedujo y casi le hizo creer que podría llegar a haber algo entre ellos. ¿Qué demonios? Decidió que durante aquellas dos semanas reirían, se amarían y tratarían de no pensar en el futuro que nunca compartirían. Sin embargo, Alice no podía evitar preguntarse qué se sentiría siendo la esposa de aquel maravilloso miembro de la realeza.