Había nueve personas reunidas para la lectura del testamento de Aurore Gerritsen. Algunas eran de la familia, otras sólo extraños. Pero todos verían su futuro alterado para siempre cuando una vida entera de secretos comenzara a desvelarse. Aurore había dejado bien claras sus instrucciones: su testamento debía de ser leído durante cuatro días en su casa de verano de una pequeña isla de Louisiana. Aquéllos que no se quedaran serían desheredados. Pero, con una descomunal fortuna en juego, nadie se arriesgaría a desobedecer.

Los problemas iban a comenzar cuando el abogado de Aurore distribuyera pequeños regalos, cada uno de ellos destinado a desvelar un secreto bien guardado de la matriarca.

Desde ese momento, las tensiones familiares alcanzarían un clímax tan peligroso que hasta la propia vida de los herederos se vería amenazada.