Un accidente dejó a Alexa Gifford sin hogar, sin trabajo y sin pareja. Lo único que le quedó fue un perro abandonado al que mantener. En su desesperada situación, aceptó lo que su antiguo amigo, Stefan Blake, le propuso: ser su esposa.

Para poder adoptar a su sobrina Jessica, Stefan necesitaba convencer a las autoridades de que podía concederle un hogar estable. Stefan no disponía de tiempo suficiente para encontrar a la mujer de sus sueños, por lo que Alexa era su salvación. Después de todo, él sólo necesitaba una esposa para una temporada, pero no tuvo en cuenta dos cosas: que la pequeña se quedaría prendada de su madre temporal, y que Alexa empezaría a desear que aquella situación fuera permanente.