Los misteriosos amantes que las tres chicas espiaban estaban enzarzados en un juego de sexo y muerte. Nadie hubiera debido enterarse, y Andie y sus amigas menos que nadie, pero su curiosidad se convirtió en una obsesión peligrosa.

Ahora, quince años después, alguien vigilaba a Andie. Alguien que no iba a permitirle olvidar el asesinato aún impune de la "señora X" ni la desaparición del "señor X". De la noche a la mañana, Andie ya no sabía quiénes eran sus amigas. Porque la lealtad podía significar la muerte...