El puesto era para ama de llaves, ¡no para novia!

El ganadero millonario Kirk Derevill no era capaz de echar de su rancho a aquella adorable mamá soltera, sobre todo cuando el trabajo la ayudaría a mantener a su hijo. Pero no había esperado que ella le contara a todo el mundo que también era su novia.

Kirk accedió a las artimañas de Vanessa por el bien de su hijo… y por la oportunidad de reclamar los placeres conyugales, pero sin permitir que aquel compromiso se convirtiera en una unión real. Tenía sus razones para actuar así, y ni la mujer más deseable conseguiría hacerle cambiar de opinión.