Él era un tirano y por ello Kristy lo odiaba. Pero, ¿en realidad era odio lo que sentía por él?

Poco después de que Kristy y su hermana se habían instalado en la casita donde pensaban cultivar hierbas aromáticas para vender, se hizo obvio que alguien quería deshacerse de ellas.

Todas las pruebas parecían señalar hacia el dominante terrateniente de los contornos, Gyles Grantham, pero Kristy no podía creerlo… no quería creerlo, porque se sentía atraída hacia él.