La fusión de Vivian Glass con el poderoso consorcio francés de Raoul de Martin, era esencial. Phillippa sabía que no podía darse el lujo de ofender a éste.

Pero ella se sentía demasiado incómoda cada vez que Raoul se le acercaba. Era un hombre que desdeñaba las adulaciones fáciles, aunque se sentía impelido a dominar la resistencia de todo aquel que se negaba a caer bajo el dominio de su desmesurado magnetismo.

Raoul era inteligente, sofisticado, encantador y ¡tremendamente frío! ¿De qué otro modo podía ser para proponerle matrimonio a Phillippa en un esfuerzo para recobrar la confianza perdida del inversionista? Y, ¿cómo podría ella negarse?