Él no era un mirón

Crew Harper sólo hacía su trabajo. Limpiaba ventanas en el exterior del cuarto piso de un edificio de oficinas. Pero un movimiento en el interior atrajo su atención. Y lo que vio era algo que ningún hombre con sangre en las venas habría podido resistir: Alexia Grant estaba desnudándose.

Crew se quedó embelesado con la belleza rubia que tenía ante sus ojos. En el momento en que ella salió, Crew vio que un hombre entraba en la oficina y registraba por todas partes. Era evidente que el intruso no pretendía nada bueno.