¡Casey Culver era el hombre más irracional que Caroline había conocido jamás! Según él, era culpa suya que se hubieran quedado aislados a kilómetros de distancia de cualquier lugar habitado.

Casey conocía bien a las de su clase: mujeres ricas, mimadas y sin escrúpulos, aunque en realidad no sabía la verdad que ocultaba en su vida, o que su espíritu confiado albergaba un corazón solitario y necesitado de amor.

Parecían pertenecer a mundos completamente separados, y la fricción saltó casi inmediatamente entre ellos, lo mismo que una ávida atracción. Iba a ser duro volver a la civilización, y sólo el cielo podía saber si sus corazones sobrevivirían a tan dura prueba.