Jenna no podía recordar a su padre, pues éste se marchó de casa cuando ella era una niña. Sin embargo, creció odiándolo por haberla abandonado y no quería ni oír hablar de él. Por eso no supo qué hacer cuando se enteró de que su progenitor había muerto y que ella tenía derecho sobre sus propiedades en Francia.

Pero la herencia tenía algunas desventajas y una de ellas era Alain Lemarchand. Ese hombre estaba empeñado en obligarla a enfrentarse a su pasado... algo para lo que Jenna no estaba preparada.