La modelo Ginny Mckenzie amaba su profesión. Y también amaba a Leo Brandon. Pero la pérdida de un juicio por difamación y el consiguiente desprestigio para el apellido Brandon, fue la gota que colmó el vaso. Leo pidió el divorcio.

Dos años más tarde, Ginny vio un anuncio en un periódico para que se pusiera en contacto con un hombre que podría ser su padre, lo que la llevó a Santa Lucía.

Leo la siguió hasta allí, con la excusa de evitar que Ginny deshonrase el preciado apellido de su familia con una asociación con el infame St. Honoré...